La Sierra Lujar, entre el Parque Natural de Sierra Nevada y el mar Mediterráneo, se encuentra fuertemente degradada debido al carboneo, la minería, los incendios de las últimas décadas y la política estatal de reforestación únicamente con pino.
La asociación Semillistas pretende con este proyecto la restauración de más de 4000 ha de la Sierra Lujar durante los próximos 10 años.
Actualmente, la mitad de la sierra está ocupada por pinar de repoblación, con escaso sotobosque. La otra mitad, tras sucesivos incendios, conserva, en la mejor de las zonas, una amplia variedad de pequeños arbustos, y, en las zonas más degradadas, unas pocas especies y un suelo de escasa profundidad.
Debido al gradiente altitudinal de la Sierra Lujar, entre 300 y 1900 mts, y a sus profundos barrancos, este monte posee gran variedad de hábitats que permiten establecer diferentes comunidades vegetales encuadradas en el ecosistema mediterráneo del encinar. Podemos encontrar desde zonas donde las condiciones de escaso suelo no permiten más que la introducción de pequeñas matas, a zonas donde podemos sembrar robles y madroños.
La mayor parte del proyecto está situada en el “camino de los mineros”. Aquí el suelo permite la introducción de encinas y coscojas, a las que acompañaremos con una diversidad de especies arbustivas: espino negro, lentisco, retama, bolina, retama negra, tomillo rojo, abrótano, ruda, cantueso, lavanda, candilera, digital, jara blanca y vinagrera.
En la loma de Rivas, la profundidad del suelo es escasa, la roca aflora continuamente. En esta zona elegimos especies que permitan desarrollar el suelo y fracturar la roca, para que dentro de 100 años, nuestros nietos siembren bellotas. Sembraremos pino carrasco muy disperso, acompañado de retama negra, tomillo rojo, abrótano, ruda, cantueso, lavanda, candilera, jara blanca y vinagrera.
En la cabecera del Barranco de Castillejos, en una profunda umbría a 1300 mts de altitud, sembraremos pino laricio, madroños, encinas, quejigos y coscojas.
En unas condiciones climáticas tan severas y un suelo tan degradado, la introducción de especies vegetales sin sus correspondientes micorrizas carece de sentido en vistas a la sucesión vegetal hacia el bosque que estamos apoyando que se produzca. Recordemos que un bosque no son sólo árboles, es la interrelación de infinitud de formas de vida.
Debido a las peculiaridades climáticas del sureste peninsular, tenemos que hacer un trabajo previo en laboratorio para lograr que las semillas germinen con una sola lluvia.
Nuestra tecnología de semillas se basa en 4 aspectos: los tratamientos de priming, la peletización, las micorrizas y la siembra bajo nodriza.
Regeneración para nosotros significa volver a generar las condiciones originales
Nuestro trabajo humano de regeneración de los bosques se basa en imitar y facilitar los procesos de regeneración natural.
La naturaleza no planta árboles, siembra semillas.
Sembramos semillas mejoradas en nuestro laboratorio en Pitres, con técnicas de seed priming y seed pelleting imitando los procesos germinativos del banco de semillas de la naturaleza. Utilizamos especies autóctonas de arbustos y árboles que favorezcan el siguiente estadio de sucesión vegetal, de un terreno degradado a otro más evolucionado.
No pretendemos devolver ‘de un plumazo’ el bosque a una zona que lleva siglos castigada. La naturaleza tiene su ritmo…. Restaurar un bosque mediterráneo no es solamente plantar arboles.
Tenemos que reintroducir arbustos, lianas, pequeñas matas, hierbas, junto con hongos micorrícicos y microorganismos. Sólo en Sierra Nevada existen más de 3000 especies vegetales y miles de hongos, y todas tienen su lugar y su función.
Dadas las condiciones de desertificación del Sur de España, nuestras prioridades son el aumento de la biodiversidad y la protección del suelo a través de la siembra directa de semillas mejoradas. A largo plazo, los bosques que vamos regenerando en Sierra Lujar impulsarán el retorno de los pastores como práctica rentable de gestión forestal.
Partimos de las enseñanzas de Masanobu Fukuoka a través de la agricultura. Más tarde, viendo la ineficacia de las prácticas forestales por plantación de árboles, nos lanzamos a aplicar su filosofía a la restauración de nuestros bosques mediterráneos.
Buscamos imitar la naturaleza para restaurar los montes. Para ello, la naturaleza emplea la dispersión de semillas al azar a través de los pájaros y mamíferos, del viento y del agua.
Aunque muchas de todas esas semillas no logran germinar, las que lo hacen, se establecen en lugares apropiados y desarrollan su raíz naturalmente, profundizando en el suelo.
Nuestra metodología se basa en aprovechar este desarrollo natural de la raíz, que en un clima tan árido como el del mediterráneo, es de vital importancia. Además, elegimos los lugares dónde cada especie podrá nacer y desarrollarse (nodrizas), no dejando al azar que las semillas caigan en cualquier sitio. Así aprovechamos todo el potencial de la naturaleza, lo cual supone un ahorro económico considerable en comparación con las técnicas de plantación habituales y sus cuidados posteriores (riegos) necesarios.
La imitación de la naturaleza no queda ahí. Utilizamos técnicas de priming para preparar las semillas en laboratorio, tal y como lo haría la naturaleza durante los años que permanecen las semillas en el suelo. De esta manera, cuando sembramos en el monte semillas que tardarían meses o años en germinar (debido a fenómeno de las latencias), logramos que germinen con una sola lluvia.
Y para acercarnos todavía más a la naturaleza, sembramos las semillas envueltas en una capa de diversos materiales peletización (seedball) entre los que incluimos nutrientes, esporas de micorrizas y microorganismos del suelo del bosque. Así, cuando la semilla germine junto a las esporas, la simbiosis entre éstas será inmediata, lo que favorecerá la absorción de nutrientes, agua y la mejora de su sistema inmunitario. Los procesos de sucesión vegetal, desde un monte degradado hacia un bosque, no pueden entenderse solamente a través de las comunidades vegetales. Hongos y plantas configuran el sustrato del bosque sobre el que podrán aparecer todas las demás formas de vida.
Usar esta metodología, no sólo resulta mucho más efectivo y económico que la tradicional plantación de árboles, sino que además no alteramos ni destruimos la vegetación existente del monte a restaurar. No es necesario meter retroexcavadoras para hacer hoyos, ni desbrozar las plantas. Las hierbas y arbustos que ya han conseguido establecerse, apoyan la germinación y el establecimiento de las especies que introducimos. Las técnicas que se han empleado hasta ahora para reforestar se basan en una comprensión de la naturaleza derivada de las teorías de producción agraria. La naturaleza es mucho más compleja que esas teorías. Fukuoka nos dejó esa herencia: «no podemos comprender la infinita inmensidad de interrelaciones en el seno de la naturaleza». Más vale ser humildes que estirar una lechuga (o una encina) para que crezca. El coste ecológico para hacerlo es demasiado grande. Así, cogiéndonos de la mano de nuestra madre tierra, podremos revertir el proceso de degradación que durante miles de años estamos llevando a cabo los seres humanos sobre este planeta.
Esta es nuestra propuesta revolucionaria para restaurar nuestros montes y dejar la mejor herencia que podemos darle a las próximas generaciones: un mediterráneo reverdecido.